Comentario
Capítulo XX
De cómo Ynga Yupanqui ilustró la casa del sol y de otras cosas memorables y conquistas suyas
Habiendo Ynga Yupanqui vuelto de la conquista de los Soras y Lucanas como se dijo en el capítulo precedente, edificó la casa del sol e ilustró y magnificó nuevamente toda aquella majestad que tuvo y se dirá en su lugar, y mientras esta obra tan señalada se hacia, salió del Cuzco a la conquista de Colla Suyo y fue en su compañía Apo Conde Maita. Ynga Yupanqui le dio, por ser hombre esforzado y de gran ingenio e industria, gran cantidad de Chacaras, mujeres y criados, y conquistó hasta Pucará, y en todo lo conquistado dejó puestos caciques y señores de su mano de los naturales, y sobre ellos dejó gobernadores de sus capitanes para que tuviesen cuidado de que por ningún suceso se tornasen a rebelar. Vuelto al Cuzco, entró triunfando del modo que dicho es y lo pondremos en el triunfo de Huayna Capac adelante que fue solemnisímo el triunfo. Y ahora se dirá de Colla Capac que fue señor universal de todo el Collao y en el Cuzco hizo sacrificar al sol y trujo cantidad de oro y plata de aquella provincia, el cual acabó la casa y templo del sol y dotóle, dándole de toda la tierra que había conquistado lo más precioso y rico que en ella poseía, y así de ganados, chacaras, tierras, criados, mujeres y servicio.
Hizo en el dicho templo del sol, apartado un cuarto para la estatua del Pacha Yachachic y dio todo lo que se ha dicho e hizo la cancha de Puca Marca para la morada desta Huaca y de otra que también instituyó en reverencia del trueno, rayo y relámpago que decían ellos Chuqui Ylla y Llapa Ynga, y dotólas magnificentísimamente de haciendas y criados para su servicio.
Concluido esto, empezó a poner en orden toda su tierra y señorío, dando leyes cómo habían de vivir y dioles en las provincias y cabeceras dellas por principales Huacas, estas dichas del Sol y Hacedor y del rayo, y a su Huaca, llamada Huana Cauri y las Huacas que había en los pueblos hizo quebrar, como después se hará particular tratado de todo lo perteneciente a Huacas.
Tenía el oficio de quebrar las Huacas que no tuviesen por verdaderas y deshacellas a Marutupa Ynga y Huayna Yauqui Yupanqui, su hermano, y las demás Huacas dejó y dio orden con qué y en qué tiempos y para qué las había de sacrificar, haciendo diferencia del uso que ellos tenían en los sacrificios, dándolos nuevos y otros modos y maneras, porque se temió que los hechiceros le hiciesen algún daño con los sacrificios y hechizos y así les hizo dejar sus antiguas ceremonias y ritos, dándoselos y enseñándoselos nuevos. Concluido esto, Ynga Yupanqui despachó por el camino de Chinchay Suyo, hacia las provincias de Quito, a dos hermanos suyos y un capitán general llamado Capac Yupanqui y a otro hermano, llamado Huaina Yupanqui, y otro capitán por nombre Apuyanqui Yupanqui. Y fueron conquistando estos capitanes por el camino derecho hasta Caxa-Marca, adonde prendieron a Husmanco Capac, señor de Caxa-Marca Guaman Chuco, y Conchucos y de otra provincia llamada Caroc, de donde trajeron gran cantidad de oro y plata al Cuzco. La cual se gastó en servicio del templo del sol y de una cinta de oro que estaba en la pared del dicho templo. La causa de llegar a Caxa-Marca fue la siguiente:
Estando este general Capac Yupanqui en la conquista de Urcollac, que es una fortaleza junto a Parcos, en unos pueblos que allí están asolados, los Chancas, dando el combate y a salvo, se señalaron en él valerosamente, de suerte que llevaron lo mejor, aventajándose a todas las demás naciones que allí se hallaron y fueron causa se tomase la fortaleza. La nueva de este suceso vino al Cuzco, adonde estaba Ynga Yupanqui, de lo cual recibió grandísimo enojo; todo causado de envidia, diciendo que habiendo tan valerosa y esforzada gente en aquella guerra, que cómo se habían de aventajar los Chancas y llevar la gloria del vencimiento y ser más honrados que los demás. Y así despachó al capitán general Capac Yupanqui que diese orden cómo todos los Chancas muriesen, poniéndoles en alguna batalla o toma de fortaleza dificultosa en la delantera y en lo más peligroso, para que desta suerte muriesen o se apocasen, o buscase alguna ocasión para matallos. Cuando el mensajero y mandato de Ynga Yupanqui llegó, estaba a la sazón allí una india hermana del capitán de los Chancas, que era mujer del general Capac Yupanqui. Y oído lo que el Inga Yupanqui mandaba, dio aviso dello a su hermano con mucho secreto. Sabido esto por los Chancas, medio desesperados dello acordaron en una noche huirse del Real, que estaba en Huazao Tampo, junto a Huaylas, y escaparse como pudiesen de la muerte que se les aparejaba. Estando el ejército una noche con todo el sosiego del mundo pasaron por medio del Real, y la gente del Ynga, entendiendo que era su general y que caminaban les siguió mucho número de gente de todas las naciones y a la mañana algunos se quisieron huir conociendo el error y engaño con que habían salido. Pero los Chancas los mataron y así llegaron a la provincia de Huaylas, donde entendiendo que era el Ynga y su capitán general, les salieron a recibir de paz y habiendo estado allí algunos días, no se teniendo por seguros, robaron toda la provincia y llevándose consigo mucha gente se entraron hacia los Chachapoyas, y ésta es la noticia de la gente que hay, que está en Aricoayllo y Ruparupa. Otro día, visto por el general Capac Yupanqui la falta de aquella gente y su huida, envió por diversas partes a saber de ellos y al cabo los siguió hasta que llegó a Caxa-Marca, donde vista y considerada la riqueza que en aquella provincia había, así de multitud de gente muy lucida como de oro y plata, aunque no llevaban orden ni mandato de Ynga Yupanqui para llegar allí, acordaron de conquistallos y así empezaron a hacerles guerra, en la cual se dieron tan bueña maña que los vencieron y los sujetaron, y acabado esto en toda la provincia, dejando gran recaudo de gobernador y gente de guerra de guarnición para asegurarla, se volvieron al Cuzco, habiendo muerto en la prisión Huscamanco Capac, señor de aquellas provincias que, como dijimos, fue preso, y llegando al Cuzco entraron en él con grandísimo triunfo, llevando grandes riquezas de oro y plata, como se dijo.